11 MOTIVOS PARA HACER EL CAMINO DE SANTIAGO


¿Por qué debes hacer el Camino de Santiago?

Si aún no has encontrado una motivación para hacer el Camino de Santiago te damos unas cuantas razones para animarte a ponerte en marcha hacia esta gran aventura. ¡Esto te va a gustar!
1- Visitar la tumba del apóstol: Sin duda, para los católicos, sólo este motivo justifica sobradamente la visita. Pero incluso para los agnósticos, ese ya podría ser un buen motivo. ¿No peregrinan a la tumba de Elvis? Para los que refutan la presencia del discípulo de Cristo, y siguiendo la comparación, también afirman muchos que Elvis sigue vivo y, a pesar de ello, visitan donde reposan sus restos. Pero este motivo no justifica el Camino y sus mínimos 100 kilómetros.
2- Tener una petición para el apóstol: No cabe duda de que esta es una motivación sólo para creyentes o desesperados. Si tienes una persona querida de verdad desahuciada por los médicos, si tienes un anhelo imposible, sólo un milagro, un impulso universal inexplicable puede remediar la situación. Desde que el hombre es hombre con alma, siempre se han pedido imposibles a entidades superiores (Dios, sus elegidos, Zeus…)
3- Contemplar un milagro: Es común entre los peregrinos a Santiago el preguntarse los unos a los otros: ¿Tú ya has contemplado un milagro? Y aunque multitud de ellos deben afirmarlo por no ser menos, muchos otros están convencidos de haberlo vivido a lo largo del camino.
4- Llorar y desahogarte: Es también una frase hecha entre los peregrinos a Santiago de Compostela, ya que comentan que “todo peregrino llora al menos una vez durante el Camino”. Puede parecer un motivo baladí pero moran entre nosotros muchas almas que, cerradas a la sensibilidad, llevan décadas sin haber llorado de verdad. Para quien ha convertido su corazón en una piedra de granito, el volver a sentirse vulnerable sin la vergüenza de mostrarse débil ante los demás, puede ser verdaderamente importante. Además, llorar nos libera de tanta tensión acumulada y nos ayuda a desahogarnos.
5- Recuperar la voluntad: El Camino es duro; muy duro. Cualquiera puede caminar seis horas un día, pero hacerlo durante una, dos, tres, cuatro… o más semanas se consigue sólo con voluntad. Y como decía Schopenhauer, la voluntad es lo que define al hombre. Dicho de otro modo, el Camino y su inmisericorde exigencia de voluntad de seguir adelante es una manera de volver a sentirse hombre. Y eso para nada es poco.
6- Encontrarse a uno mismo: La mayoría de las personas que logran culminar el Camino afirman que una de las mejores cosas que le han ocurrido a lo largo del mismo es que han vuelto a encontrarse consigo mismos. De cinco a ocho horas diarias caminando la mayoría del tiempo en silencio hace que uno vuelva a pensar. Y ese diario ejercicio durante semanas, acompañado a veces, agotado otras, destrozado algunas, sin las distracciones de la vida diaria, permiten que uno reflexione largamente sobre sus debilidades, sobre lo importante –llegar al refugio, comer- y lo superfluo.
7- Reencontrarse con la verdadera solidaridad: Durante cientos de kilómetros, todos los peregrinos desfallecen, padecen accidentes, supuran sus ampollas. Aunque ahora se comparte el Camino con gentes de todo tipo y condición, ningún peregrino dejará de parar ante otro caminante que necesite de su ayuda. En el Camino no hay clases sociales, se deja el egoísmo aparcado en tu otra vida. Tengas creencias religiosas o no, todos son tus hermanos y harás lo que esté en tu mano para ayudar a quien lo necesite.
8- La cultura: No en vano, el Camino fue declarado el primer itinerario cultural de Europa. A lo largo de todas sus ramificaciones, uno encuentra miles de edificaciones de gran valor. Acostumbrados todos ya a los viajes empaquetados, donde uno absorbe como un borracho cultural las grandezas artísticas de las ciudades. El Camino, con su ritmo sosegado y personal, te permite disfrutar de cientos de tesoros artísticos a la velocidad que se te adecue. Sin olvidarnos de la cultura gastronómica de las diferentes comarcas, que no son despreciables, ni mucho menos.

9- Encontrar la amistad: Como en toda experiencia especial, uno tiende a vincularse de un modo diferente con las personas con las que se comparte el día a día. Si uno lleva un ritmo normal, uno va coincidiendo muchos días con las mismas personas. Se tiene una referencia común que te une. Incluso, y aunque no forma parte de la idea originaria del Camino, hoy en día, especialmente en los meses de verano, multitudinarios, se dice que hay quien lo hace para ligar o encontrar pareja.
10- Ponerse en forma y adelgazar: Como dije en anteriores post sobre la alimentación en el Camino de Santiago, ante todo, se debe estar bien alimentado y nutrido. Si bien es cierto, el hecho de caminar 22 o 23 km de media al día hará, que sobre todo tus piernas y tronco se fortalezcan, y eso, junto con una buena alimentación, puede ser un gran aliado para deshacerse de esos kilos que sobran.
11- Ganar la Compostela y Credencial: Demostrando haber recorrido a pie los últimos 100 km antes de llegar a Santiago –200 km si uno va a caballo o en bicicleta-, uno gana la Compostela. Para los católicos, eso significa que el tiempo que se pasará en el purgatorio será la mitad. En año santo (si Santiago cae en domingo), la indulgencia sería plenaria. Se da una credencial con un texto en latín que lo demuestra, pero lo importante no es el papel, sino el haberla llevado a cabo. Para los no creyentes que lo acrediten, existe otro documento para mostrar a quien se quiera que da fe de haberlo logrado. Respecto a la credencial, podrás guardar un bonito recuerdo de sellos de todos los lugares que has pernoctado y visitado.

Comentarios