APOROFOBIA


  • Autora de "Aporofobia", odio o rechazo al pobre, el neologismo fue elegido palabra del año por la Fundación Español Urgente, promovida por la Agencia EFE
La filósofa Adela Cortina Orts (Valencia, 1948), catedrática de Ética en la Universidad de Valencia, ha introducido una palabra en el vocabulario colectivo, "Aporofobia", cuyo significado, odio o rechazo al pobre, da título a su último libro (Paidós, 2017). El diccionario tenía una deuda con este concepto. dar nombre a las cosas es el primer paso para reconocerlas. El sustantivo visibiliza la vulnerabilidad de las personas que no tienen recursos, pero también cuestiona nuestra actitud frente a ellos. Adela Cortina recibió en octubre la Alta Distinción de la Generalitat Valenciana. El pasado mes de diciembre, Aporofobia fue elegida palabra del año por Fundación del Español Urgente, promovida por la Agencia Efe y BBVA.

¿Qué es la aporofobia? ¿Nos podría dar un ejemplo para entender de qué se trata?
Es el rechazo al pobre, al desvalido, al que parece que no tiene mucho bueno que aportar y, en cambio, traerá  problemas. Por desgracia, hay miles de ejemplos en la vida diaria. En los países se recibe con gusto a los extranjeros ricos, ahí no hay “xenofobia”, odio al extranjero, pero se cierra las puertas a los que vienen pidiendo trabajo y techo. Las gentes presumen de sus parientes ricos y ocultan a los parientes pobres, buscan la amistad de los poderosos y desprecian a los peor situados, y así podríamos seguir con una larguísima relación.
Como no hay ninguna palabra para designar ese desprecio al pobre, me pareció necesario crear un nombre para poder reconocerlo, y nació “aprofobia”. Está compuesto por dos términos de origen griego: uno muy conocido “fobia”, que significa rechazo, recelo, prevención frente a alguien, y otro nada conocido “áporos”, que se refiere al que no tiene recursos, al desamparado.  
¿El miedo al pobre ha surgido en paralelo a la sociedad del bienestar? ¿El bienestar nos convierte en personas menos empáticas y solidarias?
Desgraciadamente, todas las personas de todas las épocas tenemos una tendencia a rechazar al pobre, porque tiene base cerebral. En el cerebro hay un “mecanismo de disociación”, por el que alejamos la información que nos resulta desagradable y la ponemos entre paréntesis. Por eso tendemos a rechazar a los extraños, que nos incomodan y perturban, y a los pobres, de los que parece que no podemos esperar nada bueno y sí problemas.
La buena noticia es que podemos contrarrestar esta tendencia cultivando la compasión, que es la capacidad de sufrir con otros  y de comprometerse con ellos. Y, en ese sentido, las sociedades que buscan sobre todo el bienestar cultivan la aporofobia y anulan la compasión y la solidaridad. Se dice en mi tierra que “el que esté bien que no se mueva”, por esos las sociedades que estamos bien tenemos tan escaso sentido de la justicia.
"Sin el trabajo de organizaciones y ciudadanos, el sufrimiento humano sería mucho mayor"
¿Qué análisis hace de la existencia de las ong’s y la implicación social de un amplio número de ciudadanos que quieren participar del cambio social necesario para acabar con la pobreza en el mundo?
Las organizaciones solidarias son indispensables para acabar con la pobreza, y por eso merecen el mayor reconocimiento y apoyo. En realidad, la humanidad tiene hoy en día medios para que nadie viva en pobreza y además tiene el deber de erradicarla, porque es un derecho de las personas que se les ayude a salir de la pobreza. Pero no lo hemos conseguido, lo cual significa que somos sociedades injustas, que estamos bajo mínimos de justicia.
Las organizaciones solidarias tratan de empoderar a los pobres para que salgan de la pobreza cuando los Estados no cumplen con su deber. Y cuando los Estados cumplen, intentan descubrir situaciones inéditas de pobreza exigiendo que se alivien. Sin el trabajo de las organizaciones y los ciudadanos solidarios el sufrimiento humano sería mucho mayor, por eso su existencia y promoción es de primera necesidad.
"Estoy de acuerdo con Vicente Ferrer en que la pobreza es la violación más grande del derecho básico"
Vicente Ferrer decía que la pobreza era la violación más grande de los derechos humanos, pero que es evitable. ¿Está de acuerdo? ¿Cómo se podría evitar?
Estoy totalmente de acuerdo con Vicente Ferrer, que es una de esas referencias mundiales a las que admiro de todo corazón, en que la pobreza es una violación del derecho básico de toda persona a poder llevar adelante su vida en libertad, junto con otras personas.
Se puede y se debe evitar tomando como meta prioritaria de los acuerdos internacionales erradicarla. Eso es los que han hecho los Objetivos del Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, el primero de los cuales es justamente acabar con la pobreza. Estados, empresas y ciudadanos deben trabajar conjuntamente para poner fin a la pobreza. Y deben hacerlo en serio porque es un compromiso que hemos adquirido.
¿Qué diferencia la pobreza de los países occidentales de la pobreza de los países en desarrollo?
Suele decirse que hay al menos tres grados de pobreza: 1) Extrema o absoluta, cuando las familias no pueden satisfacer las necesidades básicas para la supervivencia y sin ayuda exterior son incapaces de salir de la pobreza. 2) Moderada, cuando las necesidades básicas están cubiertas, pero de modo precario. 3) Relativa, cuando el nivel de ingresos familiares sitúa a la familia por debajo de una proporción de la renta nacional media.
La pobreza extrema sólo se da en países en desarrollo, mientras que en los occidentales se dan la moderada y la relativa. Por eso es indispensable ayudar a los países en desarrollo para que puedan salir del escalón más bajo y valerse por sí mismos.
La India es un país con una pobreza muy específica, muy marcado por la desigualdad entre las zonas urbanas y las rurales. ¿En estos países cree que hay más incidencia del odio al pobre?
Desgraciadamente, en los países occidentales también se rechaza a los pobres, porque no dejamos entrar apenas a los inmigrantes ni a los refugiados, continúa el drama de las personas sin hogar, a las que se invisibiliza, y los barrios ricos se distinguen fácilmente de los pobres. Pero este desprecio al pobre no se reconoce abiertamente porque no es políticamente correcto decirlo. Lo cual es una hipocresía, pero también permite criticar esa situación: no hacemos lo que decimos que se debería hacer.
En India y en otros países el desprecio al pobre es socialmente aceptado, lo cual es terrible porque entonces ni siquiera puede decirse que hay incoherencia entre lo que se dice y lo que se hace, la mala actuación es tolerada socialmente y no se puede criticar. Mostrar allí vitalmente que todas las personas son igualmente dignas, atendiendo con esmero a los pobres es la gran revolución que han hecho y están haciendo las organizaciones solidarias.
"Las mujeres son el eslabón más débil y, sin embargo, las más confiables para levantar una sociedad"
¿Son las mujeres víctimas específicas de los que sufren de aporofobia?
En los países en desarrollo y en algunos países emergentes, sin duda alguna. Las mujeres son el eslabón más débil. Los feminicidios en países como México, las esclavas sexuales en los terrenos del ISIS, el tráfico de mujeres para prostitución, el maltrato doméstico siguen siendo lacras rotundamente inadmisibles de la humanidad. En lugares como India, donde la lepra sigue siendo un estigma, las mujeres leprosas son repudiadas por su propias familias y abandonadas a su suerte.
Y, sin embargo, las mujeres son las más confiables para levantar una sociedad. Con ellas cuentan quienes impulsan el microcrédito, porque cumplen religiosamente, ellas sostienen las familias, apoyan a los hijos, son el fermento de las naciones. Como se ha dicho, educar a las mujeres es la clave para el progreso de los pueblos.
Fuente: Fundación Vicente Ferrer

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