MACROBIÓTICA VERANO-OTOÑO

tiempo estival al tiempo otoñal

  • Patricia Restrepo
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Septiembre es a la naturaleza el momento del fin y el comienzo, las hojas caen, la naturaleza se concentra, el viento gira y comienza a refrescar, todo parece que tomará el camino de regreso al interior.
En septiembre las horas de sol se acortan, las temperaturas bajan aunque aún no hace frío, y los calurosos días de verano se van despidiendo serenamente dejándonos el recuerdo más frugal en la memoria de los sabores, y así el otoño empieza a hacerse un lugar para dar paso al recogimiento y el foco.
Sin embargo, para que esta transición del verano extrovertido, expansivo, frugal, colorista, trasnochador, remojado y nocturno hacia los días más recogidos, con horarios escolares, y días con agendas programadas, se haga de forma eficaz y armoniosa, hemos de considerar algunas claves vitales, que en realidad son las claves que nos dicta la naturaleza en su sabiduría inherente y biológica.

CLAVES DESDE LA MACROBIOTICA PARA REGRESAR DEL TIEMPO ESTIVAL AL TIEMPO OTOÑAL

— El tiempo de verano fue un tiempo caluroso donde la sabia naturaleza nos proporcionó mucha fruta jugosa con alto contenido en agua para refrescarnos.
— Reduce el consumo de fruta, come sólo aquella propia del otoño, granadas, uvas, caquis, membrillos, y algunas manzanas que empiezan a cosecharse, como veras todas estas frutas tienen la misma característica, “menos contenido en agua”.
— Las verduras del verano las podríamos clasificar más como frutas que como verduras, tomates, pimientos, berenjenas, pepinos, con la misma característica que las frutas, más contenido en agua y potasio* para refrescar y equilibrar el yang del verano.
— Las verduras hijas del otoño, emergen con la sabiduría del suelo, las hoja llegan a su ocaso, las verduras apenas contienen agua, son pretas y necesitan el fuego para proporcionarnos el dulzor propio de esta temporada. Es el momento de empezar a tomar calabazas, coles, cebollas, algunas verduras de raíz dulces, castañas, coliflor y otras.
— Durante el verano, los gazpachos, licuados, ensaladillas y ensaladas, mezcladas con hierbas frescas, menta, cilantro, albahaca, vinagres y limón le imprimían a nuestros platos frescor y expansión.
— En otoño es el momento de cocinar estofados, cocciones más largas, tipo nishime y potajes de legumbres, vapor y cocciones que permitan estabilizar el sabor dulce y llevar paulatinamente el calor hacia el interior.
El propósito también es asentar los pies en la tierra, recuperar el foco después del verano donde la energía estaba totalmente proyectada al exterior, al disfrute y la expansión. Si seguimos comiendo de la misma forma que lo hacíamos en verano, especialmente los niños sufren por la incapacidad de adaptarse al cole, sus mentes están dispersas y sin capacidad de concentración.
Para comprender este fenómeno os propongo la analogía de la esponja, en verano somos como una esponja empapada en agua, cuando llega el otoño el frío contrae esta esponja y todo el líquido contenido sale al exterior, por esta razón es la época en la que hay más resfriados y problemas relacionados con el aparato respiratorio e intestinal. Pues si hemos abusado de muchos líquidos, bebidas frías, más fruta en proporción y desequilibrio con respecto a otros alimentos como legumbres, cereales, verduras , algas, semillas y frutos secos, entonces nuestro organismo tendrá un exceso de líquido frío, que luego en otoño-invierno se convierte en cúmulos y moco. Recuerda que no enfermamos por lo que comemos, enfermamos por lo que no podemos eliminar.
Según el libro Clásico del Emperador Amarillo, en los tres meses de otoño, todos los seres de la naturaleza llegan a la madurez , el clima y la energía del cielo se enfría, el viento comienza a agitarse. Es el punto de cambio donde el YANG o activo (verano) se gira y se transforma en su opuesto, YIN o pasivo.
“Se recomienda ir a la cama con la puesta del sol y levantarse después de que nace el sol. Es muy importante mantenerse en calma y en paz, evitar la depresión, para que la transición se haga de manera suave hacia el invierno. El espíritu y la energía deben mantenerse focalizados y concentrados. La energía del pulmón, llena, limpia y en calma”. — Neijing.
De acuerdo a la tradición oriental, el movimiento constante del universo obedece a un patrón cíclico repetitivo, fácilmente observable en la sucesión de las fases de un día, de las estaciones del año.
Para cada ciclo fueron definidas 5 fases , correspondientes a 5 transformaciones energéticas o tipos de energía, que hacen así más perceptible la forma como el cambio se expresa durante un ciclo completo. Estas fases fueron designadas como, energía flotante, ascendente, activa, descendente y de reunión o fusión. A cada una de las fases se corresponde una estación del año (invierno, primavera, verano, verano tardío y otoño respectivamente). Una fase del día, así como otros aspectos existentes en la naturaleza, como son los colores, sabores, sonidos etc. Simbólicamente, son, en su orden, designados como agua, árbol, fuego tierra y metal.
En algunos escritos los encontramos designados como “elementos”, lo que es una interpretación equivocada, pues justamente es el dinamismo lo que caracteriza a estos ciclos siempre cambiantes, por esto les llamamos en macrobiótica “las cinco transformaciones de la energía”, y a cada ciclo le llamamos transformación.
Según esta teoría de las cinco transformaciones, la transformación tierra corresponde al verano tardío, o fin del verano, o veranillo Indio.
La transformación tierra se asocia a los órganos estómago, bazo, páncreas nutridos por el sabor dulce, y se asocia a la capacidad de nutrirnos y de nutrir. Cuando estamos bien nutridos tenemos certezas y creemos en lo que hacemos, nos ocupamos de nuestros proyectos y creaciones. Cuando los órganos de tierra están en desequilibrio, nos preocupamos en exceso en vez de ocuparnos, miramos los proyectos de los otros con un aire de envidia e inseguridad, y nos desconectamos de los ciclos naturales de la vida.
El estómago, bazo y páncreas son órganos con funciones claramente administrativas, digestivas, inmunitarias, de asimilación y discernimiento, estos órganos son nutridos por las verduras dulces y en general por el sabor dulce natural de las verduras redondas, como calabazas, cebollas, coles, coles de Bruselas, coliflor, castañas, guisantes secos y otros.
También entran en juego los cereales como el mijo, un cereal que ayuda a mejorar todos los desordenes del estómago y el bazo, que genera foco, concentración, facilita el regreso al cole, es conocido como el cereal que favorece las actividades intelectuales.
Otros alimentos que tonifican y nutren estos órganos son por ejemplo las algas arame, los garbanzos, los azukis cocinados con calabaza, las castañas pilongas o castañas que se secan de un año para otro.
El sabor dulce natural nutre estos órganos, es el sabor de la fruta seca, de la calabaza cocida, de las verduras redondas reducidas o estofadas, de los cereales integrales en grano, sin embargo el sabor dulce que deviene del azúcar simple en cualquiera de sus formas, los líquidos azucarados y los cereales refinados, perjudican determinantemente las funciones digestivas, el sistema inmunológico y desestabilizan el equilibrio de los azúcares en sangre. A nivel emocional y mental nos afectan potenciando el victimismo, la envidia, las relaciones dependientes, la inseguridad, las dudas, la falta de empatía, la falta de concentración, la mente dispersa y angustiada, los ataques de pánico y las crisis de ansiedad.
En la cocina todo lo que son cocciones que invitan a rescatar el sabor dulce y concentrarlo, las cocciones que llevan calor al interior, la cocina con la energía descendente, la cocina que se inspira en la compota de manzanas o el membrillo, en la reducción de la calabaza estofada o al horno, en las zanahorias al vapor, en los estofados de legumbres hechos en la olla a presión combinados con verduras cosechadas en esta época, en la redondez de las coles de Bruselas, en las cremas de calabaza o coliflor o cebollas, en los estofados de verduras con algas arame, y si los queremos con una intención más profunda y medicinal, la cocción nishime o la sopa de verduras dulces con mijo, un clásico que reanima y equilibra en todos los aspectos.

RECETAS

Sopa de mijo y verduras dulces

Esta sopa es deliciosa pero ante todo es una preparación medicinal, nutre los órganos de tierra, fortalece el sistema inmunológico. Crea estabilidad emocional, equilibra el azúcar en sangre.
Ingredientes
250 gr de mijo

100 gr de calabaza cortada en cubos pequeños
100 gr de zanahoria cortada en cubos pequeños
100 gr de repollo cortado en cubos pequeños
1 cebolla cortada en cubos pequeños
2 ½ cm de alga wakame cortada en trozos pequeños
1 shitake pequeña
2 cucharadas de mugui miso
un manojo de germinados de alfalfa u otros.
Elaboración
Lavar muy bien el mijo varias veces bajo el grifo del agua hasta que el agua salga clara.

Juntar todos los ingredientes en una olla grande con 2 litros de agua, hacer hervir.
Bajar el fuego y cocinar a fuego bajo durante 50 minutos.
Sacar un poco de caldo y diluir el miso, incorporar a la sopa.
Dejar cocer 3 minutos más a fuego lento.
Servir con los germinados, o perejil crudo.

Verduras tipo  Nishime

La traducción de Nishime es literalmente, cocinar sin agua o muy poco agua.
Esta es una cocción dulce y muy medicinal, útil en estados convalecientes, personas con mucho frío en el cuerpo, tras una cirugía, con necesidad de enraizarse, deshabituándose de adicciones, y en los casos donde es indispensable la cocina descendente.
Para realizar un buen nishime hemos de cortar las verduras en trozos grandes, la cocción debe ser lenta con el fuego bajo, el vapor que se genera en la olla permite que los ingredientes se cocinen en su propio jugo, es decir vamos al interior de las verduras y extraemos el dulzor y su líquido. El líquido resultante es en sí un manjar, debemos utilizar una olla pesada con tapa hermética. Se puede disponer las verduras por capas para conseguir un efecto determinado o se pueden disponer las verduras por sectores.

Nishime de raíces dulces

Ingredientes
2 zanahorias

2 cebollas
2 chirivias
1 trozo de alga kombu del tamaño de un sello postal
2 dedos de agua
Elaboración
Cortar las verduras en trozos grandes.

Colocar el alga kombu en el fondo de la cazuela con dos dedos de agua.
Disponer las verduras ordenadas en un lado las zanahorias.
Al lado las cebollas y en el otro las chirivías.
Hacer hervir durante 3 minutos, bajar el fuego durante 20 minutos si es posible sobre una placa difusora.

Coles de Bruselas al horno

Ingredientes
¼ de kilo de coles de Bruselas

aceite de oliva
nuez moscada
shoyou
ajo
romero
agua
una pizca de sal
Elaboración
Llevar a hervir un litro de agua.
Añadir una pizca de sal.
Escaldar las coles de Bruselas hasta que queden al dente durante 5 minutos.
Colocar en una bandeja para horno.
Restregar con un ajo las coles.
Pintar con aceite de oliva.
Moler la nuez moscada por arriba.
Hornear con una rama de romero a 200º durante 15 minutos.
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