CONFINAMIENTO 1
Como la mayoría de vosotros yo también sigo aquí en casa encerrada, atenta y expectante viendo como van sucediéndose los hechos de este momento histórico que nos ha tocado vivir.
Desde que entramos en el estado de alarma todo ha ido cambiando. La realidad a la que estábamos acostumbrados ha desaparecido y nuestros movimientos y necesidades están pasado a un nuevo escenario donde vamos a tener que reinventarnos.
Las informaciones imparables y asfixiantes son a veces alentadoras y otras totalmente catastrofistas. La verdad es que andamos bastante despistados y en realidad no sabemos muy bien a que nos vamos a tener que enfrentar cuando todo esto termine, si es que termina en algún momento.
Unos días antes de todo esto yo vivía inmersa en una etapa digamos algo tensa.
Dedicaba unas horas al día al SAD (Servicio de Ayuda a Domicilio) y durante unos meses estuve asistiendo a la agonía de uno de mis usuarios. A la vez que me resultaba muy duro ver como aquella persona iba perdiendo su vida, también me parecía de lo más apasionante poder acompañarla en sus últimos momentos. Cuando al final consiguió pasar a mejor vida pude darme cuenta de algunas cosas.
Lo primero la verdadera importancia que tenía aquel maltrecho y poco valorado trabajo.
Lo segundo el desgaste físico y mental que suponía para las auxiliares.
Y lo tercero y no menos importante, en manos de quien habíamos dejado el cuidado de nuestros dependientes.
Como habréis podido observar, por lo que ha ido sucediendo durante este confinamiento, las empresas privadas que se encargan mayoritariamente del SAD y que en teoría deberían tener algún tipo de sensibilidad especial, son simplemente eso empresas que han visto en la Ayuda a Domicilio un filón para obtener dinero público y no tienen ninguna pretensión mucho más allá de ello.
Cuando mi usuario murió evidentemente se me redujeron las horas de trabajo. Durante algún tiempo estuve esperando pero nunca me las repusieron y cuando planteé a la empresa que necesitaba llegar a cobrar un salario algo más alto, sin ningún otro motivo ni aviso previo, lo que hicieron fue despedirme. Llevaba poco tiempo trabajando en este sector y desde luego nunca imagine que pudiese llegar a ser tan miserable. Sé que hay empresas que funcionen algo mejor, pero desde luego después de investigar sobre el tema me di cuenta de que la mayoría de mis compañeras trabajan de una manera muy precaria, cobran sueldos de miseria y los convenios en la mayoría de los casos ni siquiera llegan a cumplirse, por lo que no es de extrañar lo que ha sucedido durante la pandemia. Las empresas contratan a profesionales cualificados a los que explotan, ningunean sin ningún tipo de derechos y en cuanto se atreven a reclamar o a diferir simplemente los despiden y ponen a otro en su lugar.
La verdad es que me costó asimilar aquel trato frío e impersonal en un sector en el que pensaba que habría un nivel más alto de compromiso, pero no me quedó otra que dolida y decepcionada marcharme a casa a recapacitar sobre lo ocurrido.
Inmersa en mi propia realidad no me dí cuenta de que la vida continuaba por otros derroteros y en poco tiempo entramos en el estado de alarma.
Al principio hasta me hizo gracia y me lo tomé como si aquello fuese un merecido descanso. Guiada por mi crecido ego pensé que tal vez el universo se había confabulado para regalarme el tiempo suficiente para reponerme porque después de aquello desde luego me hacía falta. Desde luego enseguida me daría cuenta del verdadero alcance de la realidad.
Durante los primero días me costaba conciliar el sueño y por supuesto me pasaba bastante tiempo tumbada en el sofá, comiendo y ¿como no? pegada a la televisión.
Sentí una gran emoción cuando empezaron los aplausos de reconocimiento a mis compañeros los sanitarios. Después de mi experiencia como auxiliar no podía dejar de pensar lo mal que lo deberían de estar pasando.
Los días parecían interminables y las cifras cada vez eran más demoledoras. Los contagios subían y subían y los muertos cada vez eran más numerosos.
La vida de un día para otro se había convertido en la peor de las películas de terror. Hasta la naturaleza parecía haberse unido a aquella ola de dolor, los días amanecían tristes apagados y no dejaba de llover:
De entre toda aquella envolvente tristeza empezaron a surgir algunos signos un poco más alentadores.
Las aguas de los canales de Venecia empezaron a hacerse más transparentes y hasta se podían ver a peces nadando por ellas. Los delfines se acercaban hasta las costas y los animales paseaban tranquilos por las calles de las grandes ciudades. Los índices de contaminación a nivel mundial empezaron también a bajar de manera considerable.
Las personas aburridas y resignadas en aquel confinamiento empezaban a salir a los balcones cada uno aportando algunas de sus habilidades. Los cantantes nos deleitaban con sus maravillosos cantos. Los músicos tocaban sus instrumentos. Otros empezaron a reunirse de manera virtual para hacer canciones y hasta entre todos adoptamos el himno del momento, el ya famoso "Resistiré".
La policía lejos de dar una visión de miedo y autoridad entretenía a los niños con las sirenas de sus coches e incluso a algunos conocidos debajo de sus ventanas les felicitaban sus cumpleaños.
Poco a poco y sin apenas darnos cuenta nuestra realidad fue transformándose en una que en otro momento hubiese sido totalmente inimaginable.
Ahora después de dos meses por fin está bajando el número de contagios y estamos a punto de empezar la nueva realidad. El confinamiento se va relajando y en teoría debemos de empezar a reconstruir nuestras aparcadas vidas. Y yo me pregunto y os pregunto a vosotros:
¿Sois los mismos que erais antes?
¿Vais a continuar donde lo dejasteis, o tal vez estáis pensando en elegir otro camino?
Esto os ha servido para reafirmaros y estáis ilusionados y deseando volver a vuestro proyecto de vida anterior, ¿o tal vez os hayáis dado cuenta de que necesitabais cambiar?
¿Qué ha significado para vosotros este confinamiento?
Yo soy mucho de las teorías de las conspiraciones "PERO", la verdad es que no puedo remediarlo, por mi naturaleza siempre pienso que la vida lejos de castigarnos lo que hace es ponernos delante innumerables oportunidades y desde luego pienso que tal vez este momento sea uno de ellos.
Espero que me contéis como pensáis enfocar vuestra nueva realidad.
Recibid un fuerte abrazo.
Comentarios
Publicar un comentario