Maternidad, trabajo doméstico y teletrabajo: La triple jornada laboral de miles de mujeres en la pandemia
Son miles las mujeres que, mientras realizan el trabajo remunerado desde sus hogares, también se hacen cargo de su rol de madres, conjugando dos labores que no se pueden abandonar. Radio y Diario Universidad de Chile recogió cuatro testimonios de mujeres líderes en sus áreas, quienes compartieron sus experiencias ante este desafío.
Andrea Bustos C.
Sábado 2 de mayo 2020 16:10 hrs.
Históricamente ha existido desigualdad entre hombres y mujeres en el cuidado y las labores domésticas. Es conocido que en la mayoría de los hogares estas tareas recaen sobre las mujeres, incluso a pesar de que ellas tengan trabajos remunerados a los que responder en su día a día.
En el contexto de la pandemia por COVID-19, la situación se ha acrecentado, puesto que ahora muchas mujeres a lo largo del país están realizando sus trabajos remunerados desde casa, lo que las obliga a ejercer al mismo tiempo y en el mismo lugar sus labores de maternidad, trabajo doméstico y trabajo remunerado.
Respecto de esta situación, Paula Poblete, directora de Estudios deComunidadMujer, señaló que “la prevención y el cuidado de las y los familiares por el coronavirus ha aumentado la carga de trabajo de las mujeres. Además, para quienes pueden hacer teletrabajo es peor, porque cuando nuestro hogar es también la oficina, pareciera dificultarse nuestra capacidad de armonizar los tiempos laborales, familiares y personales. La carga mental y la suma de las horas dedicadas al trabajo, tanto remunerado como no remunerado, han crecido para las mujeres”.
Agregó que lo importante es entender que esto no es un problema personal de las mujeres, o un asunto de pareja, sino que es “un problema social, que, como tal, debe ser abordado por la política pública. Un país que pretenda ser desarrollado, que aspire a un progreso sostenible para todos sus ciudadanos y ciudadanas, no debe permitir que una mitad de la población abuse sobre la otra. Es hora de que los hombres hagan la parte de la pega no remunerada que les corresponde, es decir, que hagan la mitad de la pega. Ni más ni menos”.
Junto a ello destacó que ninguna política pública es neutral al género, puesto que muchas de las que se han establecido durante esta crisis tienen directa relación con la afectación o exposición de las mujeres, como los perjucios de la cuarentena para quienes sufren violencia. O, que quienes atienden servicios esenciales como supermercados y salud son mayormente mujeres, o en el caso de la ayuda a familias más vulnerables, la mayoría de los hogares en situación de pobreza son liderados por una mujer.
Hay menos trabajo remunerado, más trabajo doméstico
Magaly Ávila es vocera del Comité Educacional de la Coordinadora Feminista 8M. Por decisión personal, antes de la pandemia ya realizaba el trabajo desde casa pues es periodista independiente, activista de derechos humanos y participa en organizaciones vinculadas al área de la educación.
Si bien se puede pensar que para alguien que ya hacia teletrabajo este nuevo escenario no significa mayores cambios, ocurre todo lo contrario, pues la presencia de sus dos hijos en casa ante la suspensión de clases, sumado al aumento del trabajo doméstico y la incertidumbre laboral, ha generado un panorama diferente en su vida y la de su familia.
“Por la pandemia el trabajo remunerado ha bajado, y el de la casa ha aumentado, porque como sucede con otras madres hago también las tareas domésticas. Hay más desorden, el lugar donde se come es el mismo donde se trabaja y estudia, y el tema de las salidas también provoca más atención, más trabajo por sacar permiso, revisar lo que se necesita para salir, confeccionar las mascarillas, y sanitizar todo al volver. Lavar la ropa, siempre hay más, la casa hay que limpiarla más, además de todas las tareas que ya se hacían antes, como el tema de cocina, por ejemplo”, cuenta a través de Whatsapp sobre su experiencia.
En un mensaje de audio reconoce que el encierro ha generado ventajas en la familia, como poder estar más tiempo con sus hijos, verlos, generar espacios de conversación y que se reconozca y valore el trabajo y cuidado doméstico que se hace a diario, pero a la vez comenta que el confinamiento ha dado paso también a dificultades.
“Las dificultades son muchas, la tensión que significa el aislamiento, no hay privacidad, el tiempo que se dedicaba para una es mínimo, si es que hay. Hay más bulla, menos concentración para la creación por ejemplo, más ansiedad, más conflictos, más gastos en electricidad, en agua, en gas, en comida (…) El trabajo remunerado escasea porque siempre está la disyuntiva de si a va llegar, si tendré el otro mes o la otra semana“, dijo.
Magaly es enfática en reconocer que sabe que sus problemas son pocos en comparación a la realidad de otras mujeres que están sufriendo violencia en sus hogares, o que sumado al trabajo doméstico y también el remunerado deben hacerse cargo de cuidados de adultos mayores, personas con discapacidad o niños pequeños. Por eso, asegura que las autoridades deben hacerse cargo de estas situaciones.
“Hay que exigirle al Gobierno que implemente políticas públicas para apoyar a mujeres precarizadas, decirle que cuide a las personas más que a la economía. Que más que ayudar a las empresas ayude a las y los trabajadores, porque sin ellos y ellas las empresas no son nada y eso se ha demostrado estos días”, finaliza.
En el marco de un nuevo 1 de mayo, desde la Coordinadora Feminista 8M conmemoran esta fecha poniendo en el centro de la discusión la diversidad de trabajos que sostienen la vida. Para esto realizarán una jornada de agitación transmitida en línea, bajo la consigna “los trabajos serán para sostener la vida y no sus ganancias”, en las que se discutirán temas como la necesidad de un sistema de cuidados, la potencia internacionalista que emerge desde la huelga general feminista, la lucha en defensa por el agua y los territorios, la profundización de la crisis social en tiempos de pandemia, entre otras demandas.
Maternidad y trabajo político
Desde la política nacional, la diputada PPD, Loreto Carvajal, compartió su experiencia con la combinación maternidad y teletrabajo. En su caso, en un escenario normal debido a las labores como parlamentaria durante la semana no puede ver a su hijo, quien se encuentra en Chillán con su padre, o en caso de que él no pueda estar a su lado, con sus abuelos. Siempre, por supuesto, manteniendo un contacto y cuidado permanente del niño a la distancia.
Sin embargo, con la pandemia las dificultades para combinar ambos roles han sido aún más duras, pues a pesar de que el Congreso ha permitido el teletrabajo, la zona geográfica en la que vive su hijo ha problematizado los encuentros. La región de Ñuble ha sido una de las más afectadas por el COVID-19, por lo que juntarse con su familia ha sido complicado para la parlamentaria, ya que podría implicar riesgos tanto para ella como para sus cercanos.
“Ha sido muy difícil, muy duro, como mujer, como madre. Ya estar una semana fuera, que es el tiempo común del Congreso, es difícil, porque un hijo demanda la cercanía, el apoyo, ese acompañamiento que es tan importante en el caso de una mamá. Imagínate ahora en tiempos de pandemia, donde hay que ir saltándose las etapas, más aún cuando sus familiares más cercanos podrían contagiarse. Su padre es funcionario de la salud y sus abuelos grupo de riesgo, entonces hemos tenido que tomar todas esas precauciones. Ha sido durísimo y afecta también en lo que a uno respecta sobre sus emociones”, comentó sobre su experiencia.
En este contexto, el uso de la tecnología y las videollamadas han sido claves para la diputada a la hora de mantener la cercanía y el contacto con su hijo de 7 años.
“La situación que viven las mujeres hoy creo que lleva a entender que la respuesta que a propósito de esto ha tenido el Estado ha sido muy débil, porque hay mujeres que podemos tener la opción de teletrabajo, pero otras no, y efectivamente han visto hoy vulnerados sus derechos laborales cuando hay que atender un hijo menor de edad”, comentó la diputada PPD.
En tanto, la diputada RN, Marcela Sabat, también comentó su experiencia a Diario y Radio Universidad de Chile. Al respecto, la parlamentaria dijo que efectivamente existe una mayor dificultad en las labores al encontrarse con un hijo en casa, especialmente si son más pequeños, como es su caso con un niño de un año.
“Me ha tocado esta experiencia de teletrabajar con él, en el hogar, con lo que eso implica. Es bien complejo porque no te permite poner límites al trabajo, muy por el contrario quizás de lo que uno creía, que podía alivianar un poco la carga. Hoy tengo también la obligación de generar más espacios de gestión para dar soluciones a muchas chilenas que están super angustiadas, entonces primero obviamente agradecer que estoy en condiciones muy privilegiadas para ejercer el teletrabajo porque no tengo la angustia de donde dejar a mi hijo, que sí la sufren hoy muchas madres que no cuentan con una sala cuna abierta”, señaló.
Además, dijo que, en este proceso, considerando que dada la emergencia muchas veces el trabajo legislativo es de largo aliento, compartir la responsabilidad de cuidado con el padre de su hijo es de suma importancia.
“Yo creo muchísimo, defiendo y promuevo mucho la corresponsabilidad, y en mi caso tengo la suerte de contar con un padre de mi hijo, mi marido que en eso me entiende muy bien y lo comparte plenamente. Cuando yo trabajo hasta las 2 de la mañana en sesión legislativa, él está ahí para continuar con sus labores de padre, eso me ayuda bastante”, contó.
Por otra parte, la militante de Renovación Nacional comentó hacia las mujeres que están enfrentando la triple jornada de trabajo doméstico, maternidad y teletrabajo que hace suya dicha angustia, lo que la motiva a buscar alternativas de respuesta estatal para esas madres. Por ello, ha sostenido reuniones tanto con autoridades de Gobierno como del mundo privado para solicitar que se dispongan medidas de colaboración y ayuda hacia las madres y padres que tengan hijos menores de 2 años y no cuenten con alternativas para garantizar su cuidado. Agregó que, hacia el futuro, más allá de esta emergencia, es clave avanzar en políticas de corresponsabilidad efectiva.
En la misma línea apuntó la diputada PPD Loreto Carvajal, quien dijo, respecto del rol que deben ejercer las autoridades en esta materia, que es esencial que se tome consciencia del problema de desigualdad de género que existe en el país, y con ello se vayan estableciendo medidas. Entre ellas, señaló la extensión del postnatal en la crisis o permisos especiales de trabajo cuando hay hijos menores. Para la parlamentaria, estos temas deben estar dentro de las prioridades.
Avanzar hacia la igualdad
Claudia Heiss es doctora en ciencia política, académica y jefa de la carrera de ciencia política del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile. Durante este semestre imparte tres clases, y acaba de lanzar un libro referente a una posible nueva Constitución. Todas labores que la han mantenido muy ocupada en lo que a la docencia y trabajo remunerado refiere.
A esto, se ha sumado la maternidad y el cuidado doméstico durante la pandemia, pues producto del COVID-19 se encuentra en su hogar con teletrabajo, cuidando a su hija de 12 y su hijo de 7 años.
Así, la académica ha tenido que distribuir su tiempo diario en el cuidado de los niños, ayudarlos en los deberes del colegio – especialmente a su hijo menor – y también responder a sus labores de docencia y trabajo administrativo en la Universidad.
“Ha sido lindo, por un lado, trabajar con mi hijo más chico, porque la niña es más independiente, pero por otro súper desafiante, porque cuando yo estoy muy exigida de trabajo finalmente no tengo alternativa más que dejarlo que use las pantallas: si no lo dejo usar la tele o el ipad no me deja trabajar. Entonces estoy con la culpa permanente, cuando estoy muy exigida, de no estar haciendo cosas con él y que de alguna forma paga el costo de que yo esté dedicada al trabajo. Entonces ese tironeo es súper duro para quienes estamos a cargo de niños”, comentó respecto de su experiencia.
Ante esta situación, Claudia decidió que el cuidado de sus hijos se compartiera con su ex esposo durante la emergencia sanitaria. Luego de verse sobrepasada por la triple jornada en un inicio, comenzaron a rotar la custodia, por lo que una semana es ella quien se hace cargo, y la siguiente el padre, manteniendo con ello todas las medidas sanitarias que se requieren para la prevención del COVID-19.
La docente reconoce que por tomar esta decisión en algunos casos puede ser mirada como mala madre, pero asegura que es necesario terminar con esos prejuicios y avanzar en compartir los roles, especialmente ante este tipo de emergencias, garantizando una buena calidad de vida en todos los integrantes de una familia. Asimismo, señaló que para ella ha sido clave no sobre-exigirse, entendiendo que bajo este nuevo escenario no se puede controlar todo. Y que se puede vivir con menos de lo que uno suponía.
Además, indicó que en esta situación actual en la que se ha evidenciado aún más la sobrecarga que hay en las mujeres, al caer sobre ellas todo este trabajo, es probable que se genere una mayor valoración del trabajo doméstico y de cuidados, tal como los cuestionamientos a cómo se distribuye.
“La pandemia nos da una oportunidad de ver cómo los cuidados están tan feminizados. Hay que tratar que cuando volvamos a la situación normal no se mantenga esta diferencia de género tan grande, donde incluso cuando las personas tienen ayuda doméstica o para el cuidado de niños o adultos mayores, siempre lo hacen recaer en otras mujeres”, expresó.
Añadió que es esencial reconocer el problema que aquí existe y que es de toda la sociedad. “Hay que valorizar los cuidados, que la sociedad en su conjunto valore lo que significa el trabajo con los niños, enfermos mayores y domésticos. Que lo valore y una vez valorado lo reparta, que se pueda hacer de forma equitativa. Hay que desvincular el género de los cuidados”.
Así, son miles las mujeres a lo largo del país que ante la pandemia han tenido que hacerse cargo de al menos tres tipos de labores en sus hogares: maternidad, trabajo doméstico y trabajo remunerado, exponiéndose a grandes cargas de estrés e incertidumbre generadas por la desigualdad de género que todavía existe en la sociedad. Una realidad que debe ser enfrentada para avanzar hacia su erradicación.
Fuente: diarioUchile
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