Un alto porcentaje de pacientes con covid persistente presentan intolerancias alimentarias

 

  • La intolerancia alimentaria conlleva síntomas de cansancio, dolores de cabeza, hinchazón abdominal, dolores musculares, lentitud mental, diarreas o estreñimiento

  • Estos son los síntomas que te indican que tu hijo tiene algún tipo de intolerancia alimentaria




  •  Comentarios 1

    Un alto porcentaje de pacientes con covid persistente presentan intolerancias alimentarias, es decir, una reacción inmune contra ciertos alimentos, según ha asegurado el médico internista José María Mesa, durante el Congreso de la Sociedad Andaluza para el Estudio de Intolerancias Alimentarias (Saeia), que este año se ha centrado en el virus y sus consecuencias. 

    El encuentro, celebrado en Sevilla, reúne cada año a más de 200 participantes procedentes de toda España entre facultativos, expertos en distintas áreas relacionadas con las intolerancias alimentarias y afectados por esta dolencia. Durante el congreso, Mesa y el neurólogo madrileño Eduardo Gómez Utrero, han repasado los efectos del virus, los tratamientos disponibles y cómo prepararnos para afrontar mejor un contagio. Asimismo, la experta en seguridad alimentaria, Rocío López, ha explicado los sistemas actuales existentes para garantizar la seguridad de los alimentos. 

  • Mesa ha señalado que los pacientes con covid persistente suelen presentar alguna respuesta inmunitaria previa como alergias o intolerancias. “El virus incrementa significativamente los problemas de intolerancias alimentarias preexistentes. Son en su mayoría personas que antes de contraer el virus sólo padecían alguna molestia (como estreñimiento o hinchazón) y la sobrellevaban sin acudir al médico.  Tras el covid el cuadro de síntomas  de intolerancia alimentaria pasa a ser grave. Tratándola debe mejorar su estado general. La clave está en retirar el alimento o alimentos que están provocando la reacción inmune”.

    La intolerancia alimentaria conlleva síntomas de cansancio, dolores de cabeza, hinchazón abdominal, dolores musculares, lentitud mental, diarreas o estreñimiento. Esto se debe a que con la reacción inmune se activa además la liberación de histamina, que se encuentra en todo el cuerpo y afecta a otros órganos.

    “Curiosamente los receptores de las células intestinales que utiliza el virus son los mismos que usa la célula habitualmente para detectar y clasificar a los alimentos. A partir de esa información desata la respuesta inmune cuando identifica proteínas que considera extrañas”, señala Mesa.

    En los pacientes con covid persistente hay además una liberación de histamina que no tiene que ver con la alimentación, sino con la presencia de restos víricos en el organismo. Este continúa reaccionando contra ellos y es necesario tratar estos síntomas adicionales.

    “La intolerancia alimentaria es una parte del puzzle de esta enfermedad, de la que aún se conoce muy poco. Hay más de 200 síntomas descritos y 320 ensayos clínicos en el mundo para avanzar en los tratamientos. Hay que afrontar las consecuencias de los daños producidos por el virus en todo el organismo, como los trombos o los efectos sobre el cerebro y el resto del sistema nervioso”.

    Según las últimas estimaciones realizadas en Estados Unidos, uno de cada tres pacientes padecen complicaciones posteriores. Y entre un 10 y un 15% no se habían reincorporado a la vida laboral un año después. “Esto supone una sobrecarga muy importante para los sistemas asistenciales”.

    Sol y grasas

    Por su parte, el neurólogo Eduardo Gómez Utrero ha subrayado que las personas que resistieron mejor al virus tenían mecanismos de defensa “suficientes”. Por eso considera que es necesario fortalecer nuestras defensas ante posibles contagios futuros. Una de las claves es tomar el sol entre 15 y 20 minutos a diario, aumentando así la generación en nuestro cuerpo de vitamina D (que es en realidad una hormona fundamental para nuestro organismo).

    “En torno al 80% de la población española tiene déficit de esta vitamina. Por eso es importante tomar el sol y hacerlo en la cabeza y el esternón”. Asimismo, es necesario cuidar de que haya alimentos ricos en vitamina D en nuestra dieta (vegetales como las setas, huevo o salmón) para fortalecer las defensas de nuestra piel, tubo digestivo y células pulmonares. Sobre todo en invierno cuando la radiación solar es menor.

    Además, otra clave está en cuidar nuestra alimentación, haciéndola variada y sin renegar de las grasas. Gómez Utrero ha reivindicado el papel de las grasas  insaturadas, “muchas de ellas con efectos antiinflamatorios como el aceite de oliva o las del pescado. La mitad de nuestro cerebro y de los nervios es grasa. Y también las paredes que componen las células. Son imprescindibles porque, además, constituyen una fuente de energía”. Asimismo, “hay que tener un tubo digestivo en buenas condiciones, con poca inflamación, por eso hay que recurrir a alimentos con proteína vegetal en la dieta. Porque la microbiota intestinal es fundamental para la respuesta inmune”.

    Otra de las claves para fortalecerse ante el covid es hacer ejercicio, para oxigenar los tejidos y reducir el nivel de estrés. Y dormir las horas necesarias, entre 7,5-8, para que actúe la melatonina, otra sustancia beneficiosa.

    Cerebro y pequeños vasos sanguíneos

    “Debemos seguir teniendo cuidado con el covid. El virus tiene predilección por el sistema nervioso, al que accede por el tubo digestivo, pulmón o directamente por las células de la fosa nasal hacia el cerebro. Hemos encontrado muchos receptores cerebrales ocupados por fragmentos de proteínas relacionadas con el covid. Pero además, se ha descubierto que también ataca las paredes de los vasos sanguíneos, deteriorando sobre todo los pequeños. Con ello se empeora la llegada de nutrientes al cerebro, los nervios y otros órganos, dañándolos a largo plazo doblemente”, explica el neurólogo.

    Gómez-Utrero es uno de los médicos a nivel mundial que está estudiando la aparición de inflamaciones vasculares tras las vacunas y sus repercusiones. “Las electromiografías muestran la alteración de los nervios a raíz de las vasculitis. La proteína alterada genéticamente S que está utilizando en las vacunas actúa sobre las células y las paredes (endotelio) de los pequeños vasos, afectando a su funcionamiento y provocando una inflamación. El virus es cada vez menos virulento. Ahora hay que revisar los efectos secundarios de las vacunas, evaluarlos y mejorarlas o ajustar su uso”.

  • Fuente: Diario de Sevilla.

Comentarios